Sin embargo también ha resaltado la necesidad de detectar y visualizar aquellas discriminaciones indirectas u ocultas que son prioritarias a la hora de conseguir la igualdad real y efectiva. Estas discriminaciones están instauradas estructuralmente en nuestro mercado laboral, de forma que provocan una segregación laboral sexual que empuja a las mujeres en dos direcciones:
En primer lugar, a trabajar en los sectores llamados feminizados (servicio doméstico, ayuda a domicilio, actividades sanitarias, educación, comercio y hostelería), ya sea por la socialización diferencial tradicional o bien por las limitaciones que se les imponen a las mujeres para acceder a los sectores más masculinizados.
En segundo lugar se les limita el acceso a los puestos más cualificados, con más responsabilidad, lo que limita también su retribución, como ocurre esencialmente en el empleo público.
También son frecuentes discriminaciones indirectas en los tipos de contratos a los que acceden, fundamentalmente contratos eventuales, lo que, en ocasiones, aún limita su acceso a pluses y complementos salariales, así como en el tipo de jornada laboral, en concreto, los contratos a tiempo parcial (menos horas trabajadas con un menor salario por hora).
Todos estos factores desencadenan la llamada «discriminación salarial» que es la suma de todas las discriminaciones que las mujeres padecemos en el mercado laboral y que, en Andalucía, se refleja en que las mujeres cobren en Andalucía, de media, un 30 % menos que los hombres
Debido a que, para cobrar lo mismo que un hombre gana en un año, una mujer debe trabajar un año, un mes y 22 días, el Parlamento Europeo declaró el día 22 de Febrero «Día Internacional de la Igualdad Salarial» en su resolución del 3 de septiembre de 2008, resolución que ha sido apoyada tanto a nivel estatal como andaluz. Por este motivo, CC.OO. anima a la participación activa en los distintos actos y manifestaciones que se convoquen para reivindicar la discriminación retributiva