Hoy es un lunes para la conmemoración y para la reflexión.
Ahora que muchos cuestionan o dudan sobre la utilidad de los sindicatos de clase, ahora que se les persigue judicialmente, cuando siguen aflorando organizaciones corporativas que, a menudo, parecen diseñadas más a medida del empresario o de los poderes fácticos, y son enemigos de iniciativas solidarias y de estrategias globales frente a la precariedad que tratan de imponer, conviene no olvidar que en tiempos pasados, que fueron muy adversos para las libertades, había gente muy comprometida que tuvo un papel crucial para los derechos y libertades de todos, gente que se jugaba el físico, su trabajo y su porvenir por lograr mejoras y conquistas de las que luego otros muchos también se han beneficiado y de las que hoy, en general, a pesar de la ofensiva neoliberal que en España ha encontrado un terreno propicio a sus abusos, seguimos disfrutando.
Son muchos los intereses particulares que hoy agreden el interés de los trabajadores y trabajadoras, que atentan contra los derechos laborales y sociales, y que cuentan con la fuerza de los medios de comunicación y de la propaganda, cuestionando (y en lo que pueden degradando) no solo a los sindicatos opositores, sino también a nuestro propio modelo social, al bienestar de la mayoría.
Especialmente en tiempos adversos, enmedio del largo y dificil período de crisis que atravesamos, conviene no olvidar orígenes ni referentes. Por eso hoy las Comisiones Obreras echamos la vista atrás para conmemorar pero también para coger impulso renovado. A pesar del tiempo y las dificultades somos el sindicato hegemónico en este país. En CCOO seguimos, con nuestros errores y aciertos, de modo colectivo, con empeño, honradez y afán de superación en la briega diaria para ganar el pulso a los retos presentes y a los que nos acechan, que en nuestra Universidad no son pocos.
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